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Expresiones que odio (VII): si no me equivoco, si no recuerdo mal

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Revive hoy la abandonada sección de «Expresiones que odio» y que, lejos de aportar algo (como hacen todas nuestras entradas, claramente) tan solo está para que subjetivamente despotriquemos sobre expresiones o dichos que con razón o no, odiamos.

En este caso le toca a la expresión «si no me equivoco» o su versión «si no recuerdo mal», añadidas al final de cualquier argumento. Por ejemplo: Seguir leyendo Expresiones que odio (VII): si no me equivoco, si no recuerdo mal

Expresiones que odio: En el último lugar en el que las buscas.

Uno de nuestros lectores, Almostel, también odia expresiones (o no tanto, que es muy cansado), así que se ha dignado a escribir un artículo sobre ello y enviárnoslo. Muchas gracias, Almostel, por tu colaboración, y a ver si esto anima al resto a seguir participando:

Yo odiar no odio ninguna expresión, que eso es muy cansado. Pero hay ciertas expresiones en el idioma castellano que se utilizan como grandes pozos de sabiduría y en realidad no dan ninguna información, si uno se pone en serio a meditar sobre el tema, pero lo acepta como un axioma (de mala suerte en el caso que nos ocupa) inevitable de este universo.

Pongámonos en situación. Necesitas encontrar un algo (cosa, cacharro, chisme, chiflito) importántisimo y te pones a revolver tu casa entera. Las carpetas, donde debería estar, la mesa donde es muy probable que estuviera, los cajones donde podría esperarse que estuviera, los armarios donde es muy poco probable que estuviera, los cajones donde es casi imposible que estuviera,el frigorífico… Hasta que finalmente aparece en cualquier lugar. Y cuando lo comentas viene alguien todo cargado de razón y te dice «Si es que las cosas siempre están en el último lugar en el que las buscas«.

¡Pues claro que estan en el último lugar en que las buscas! Porque cuando las encuentras, dejas de buscar, y por eso el sitio donde las encuentras es el último lugar en que las has buscado, aunque fuera un sitio donde ya habías mirado previamente y no las habías encontrado. ¿O acaso me creen tan estúpido como para buscar algo, encontrarlo, y seguir buscándolo?

Expresiones que odio IV: Nunca es tarde…

Nunca es tarde si la dicha es buena.

Mi madre siempre se queja de este refrán, y con toda la razón. ¿Nunca es tarde si la dicha es buena? La dicha es la felicidad, ¿puede no ser buena? ¿ACASO LA MALDITA FELICIDAD NO ES BUENA? No me vengan con teorías nihilistas ni con desajustes filosóficos, la felicidad es buena, sí o sí. Así que este refrán no aporta nada en absoluto.

Ella sugiere que se diga:

Nunca es tarde si la dicha llega.

Que también suena bien y tiene algo más de sentido.

He encontrado, sin embargo, este texto de Amando de Miguel, en el que explica este asunto (la negrita es mía)(no hagáis chistes sobre lo de «la negrita es mía»):

Cierto es que la dicha equivale a la buena suerte, la felicidad. Pero originalmente alude a la «palabra dicha» por los dioses en el momento de nacer de una criatura, lo que determinaba su destino. La tradición cristiana recogió esa creencia, de tal modo que es Dios quien expresa esa palabra inicial para anticipar el futuro del recién nacido. Así pues, cabe una cierta ambigüedad en esa «palabra dicha» en el momento de nacer y que luego se nos revela a lo largo de la vida. En consecuencia tiene sentido la frase «nunca es tarde si la dicha es buena», porque cabe la posibilidad de que no sea tan buena o incluso que sea aciaga. Debo aducir que la forma «nunca es tarde si la dicha es buena» la recoge Francisco Rodríguez Marín en su monumental acopio de refranes castellanos. Claro que también puede se que la frase tradicional sea una corrupción vulgar de un pensamiento algo más elaborado.

De todas maneras, ya sea por cuestiones genéticas o por comportamiento aprendido, yo, al igual que mi madre, odio esta expresión.

Expresiones que odio I: El mundo es un pañuelo.

Inauguro esta sección, que lejos de aportar algo (como sé que el resto de nuestras entradas hacen), tan solo está para que subjetivamente despotriquemos sobre expresiones o dichos que con razón o no, odiamos.  Además, si compartís mis odios, os animo a que los comentéis, o incluyáis los vuestros propios.

ODIO que la gente diga «El mundo es un pañuelo.» cuando casualmente se encuentran con el sobrino del primo de su abuelo en el mismo sitio de vacaciones que ellos. O cuando se enteran de que su compañero de trabajo resulta ser un compañero de la infancia del mejor amigo del dueño del perro que saluda olfativamente a su perro todas las mañanas.

¿Por qué un pañuelo? ¡¡¡¿¿¿Por qué???!!! ¿Acaso no hay cosas más pequeñas si quieres referirte a que el mundo es pequeño? ¿Por qué escoger un pañuelo? Además, los pañuelos son planos. ¿Y en qué lugar nos deja a nosotros si el mundo es un pañuelo? Bah.